La casa Ibicenca es, una arquitectura tradicional, que sus orígenes se remontan a la arquitectura del oriente medio, donde aparecen tipologías arquitectónicas idénticas ala casa tradicionales de Ibiza.
La tipología se resuelve a base de módulos cuadrados y rectangulares que se van construyendo a la medida de las necesidades familiares.
La base inicial es un rectángulo de unos 3,60 m x unos 10,80 m, que se denomina “ Porxu”, y que sirve como núcleo central, y a partir de este elemento se van añadiendo otros módulos que configuran las habitaciones, y la cocina, los corrales etc…
Las casas mas señoriales , crecían con un segundo piso donde se ubicaba la habitación principal y en otro extremo los secaderos de las algarrobas y de los productos del campo.
La implantación sobre el terreno jugando con los desniveles y con las alturas de las estancias contribuyen a crean un movimiento de volúmenes donde las cubiertas recogen el agua de la lluvia que va discurriendo de una a otra hasta el pozo o aljibe que caracteriza la vivienda payesa.
Es un ejemplo de respeto al entorno, a la sostenibilidad tan de moda hoy en día, ya que sus materiales son muros de piedra seca, y mortero de cal, enlucidas y blanqueadas con cal, la cubierta de vigas y jácenas de madera de sabina, que es una conífera autóctona de Ibiza, con entrevigado de tablillas de olivo, con una capa de aislamiento a base de algas de la playa secas que servían a modo de aislamiento térmico mezclada con ceniza para crear una capa aislante.
La terminación de la cubierta es a base de arcilla cribada que en sucesivas capas , hacía de impermeabilización para las lluvias, y cada año había que repasar y reponer sucesivas capas de arcilla y blanquear sucesivamente toda la casa con cal, y ello favorece un saneamiento natural y va formando una piel de finas capas que contribuye a una inercia térmica natural que incide en un microclima interior muy agradable.
Las ventanas y puertas suele ser de reducidas dimensiones para ofrecer un ambiente interior fresco en verano y fácil de calentar en invierno, debido a que la vida se realizaba durante en día en el exterior de la vivienda y a la caída del sol, la familia se recogía en el interior de la vivienda protegiéndose de las inclemencias del clima, sirviendo también como un microcosmos de protección frente a las posibles agresiones de los piratas que asolaban las costas en los siglos pasados.
En definitiva, la arquitectura ibicenca es un ejemplo de sostenibilidad y de integración en el medio, con una tipología que viene de los fenicios allá por el siglo V antes de Cristo.